lunes, 18 de mayo de 2015

2 POEMAS DE BEATRIZ VIGNOLI




Refinería
a Esteban Jaimez



¿Cuántos oles caben en una bomba atómica?
¿Hasta cuándo nos aburriremos? ¿Qué vendrá de pero
que aún no imaginamos?
¿Le sirve a la poesía aquel largo paredón blanco?
¿Le sirven esas filas de bolsas de basura,
la meada en el piso de cemento del refugio,
el 110 que no viene, la overa perra gorda echada,
la plaza triangular con un ombú raquítico en el centro,
un Siam Di Tella verde, los camiones de cuarenta años,
el hecho de que por lo demás este lugar parezca Boedo
y sea Rosario? "Si vas volver borracho
-le habían dicho-
volvé enojado; si no, estás perdido".
Rodaba por su mapa,
estaba tan cansado de ser hombre,
hablaba de cine y de la lluvia en Seattle
y de lo posible y lo infinito.
Olor a parrillada, a choripanes,
ochocientos mil chalecitos peronistas,
un chiste en el camino de Emboscada a Limpio,
¿cómo sostener una pasión en este mundo?
¿Cómo se hace para ser padre todo el tiempo?
¿Cuántos cuartos de hora perdidos suman una vida?
Las botellas traen una sed como de cactus.
¿Somos acaso sabios más allá de la acción?
Todo lo que miramos se acumula
y forma -a la larga- una religión.

(publicado en danke zine número 12, rosario, agosto 2012)



Diciembre 31, 2001



Y la vida era esto:
salir a la vereda el treinta y uno
a las doce, ver cómo un vecino
enciende una bengala.
El brazo en alto, inmerso en la luz ígnea.
Un silencio rosado y expectante,
un fuego inmóvil del mundo.
¿Celebra? ¿Pide ayuda? Nada pasa.
Nada llega. Todo al final se apaga.
Pero aquel brazo en alto, aquella duda.
Aquella intensidad.


(del libro Bengala, Editorial Bajo La Luna)



Beatriz Vignoli (Rosario, Santa Fe, Argentina, 1965)


Fuente: "Yo soñaba con comprarme una combi- Selección de poesía santafesina contemporánea", Erizo Editora, 2013.

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